miércoles, octubre 03, 2012

Hipstamatic - Lila´s Café


Quienes han leído esta columna alguna que otra vez quizá tengan constancia de mi extraña y morbosa relación con los espacios. Aquí he tenido oportunidad de reflexionar sobre el rincón que me reservo en casa para trabajar durante todo el tiempo del mundo, sobre la atracción que despiertan en mí los lugares que el cine y la literatura han colado en los mapas de carretera o sobre una Almería huraña y encantadora que sólo me atrevo a perfilar en el cuaderno si es con jugo de limón. Son tres ejemplos. Pero a lo largo de las más de sesenta Hipstamatics publicadas en este periódico, el espacio, de una forma evidente o diluida, siempre ha estado serpenteando entre estas líneas, y mucho me temo que seguirá haciéndolo durante algún tiempo más.

Hoy, sin ir más lejos, es uno de esos días. Vuelve a ocurrir. Me preparo algo para beber, enciendo el ordenador y no me saco de la cabeza el Lila´s Café. Si vives en la ciudad, es muy probable que lo conozcas o hayas oído hablar de él. Un bar especializado en riquísima gastronomía francesa, con cócteles cuidadosamente exactos y alejadísimo del maldito ruido de fondo. Creo que sé de este lugar desde hace un par de años. Y aunque mis visitas suelen ser muy esporádicas, siempre que salgo de allí me llevo conmigo una extraña sensación de pertenencia.

Al Lila´s Café le sienta bien la lluvia. Parece que tuviera la mismísima voluntad azul del invierno. No me preguntéis por qué. Quizá sea porque los trenes no andan muy lejos de allí o por esa música tan de bufanda y guantes que suena todo el rato. Ya os digo que no lo tengo nada claro. Pero lo cierto es que una vez que estás dentro no te importaría que empezara a llover con furia en toda la manzana y el agua hiciera ese ruido que hace el agua contra el agua cuando todo se antoja perfecto. Quizá eso explique que la gente, mientras los camareros van y vienen despacio y el cine resuena mudo en la pared del fondo, sea consciente de una lluvia que nadie nombra por miedo a que no termine de llegar. Aunque, insisto, sólo es una rara suposición. Porque, en realidad, la única certeza con la que se sale de allí es la del Chablis entrando en el cuerpo y buscando acomodo en los ojos y en la nuca.



1 comentario:

Anónimo dijo...

gracias por tus lineas que animaron a toda la plantilla en estos tiempos dificiles.
trataremos seguir obrando para que el lila's cafe se convierta en el parentesis encantado de almeria y seguir mereciendo tu fidelidad y la de todos aquellos anonimos que cada dia nos animan con solo un saludo o un : ''merci ''
Lila y josé