La cosa es tal que así: a las 5 de la mañana de este domingo nos hemos plantado en La Alcazaba de Almería. La idea era ver y sentir amanecer. Los amigos de La Alcazaba, la Asociación La Traiña y el Foro Ciudad han montado un pollo del copón. Yo no sé cuánta gente ha acudido, pero si no había más de quince millones de personas no había ninguna. La verdad es que ha sido una sorpresa mayúscula. Al principio, he accedido a ir a regañadientes y con legañas, pero después he deambulado en estado semicataléptico muros adentro. Pura magia. Nada igual desde que se inventó la chasquido nuclear de los petazetas. Cante, lecturas dramatizadas, comida, té imaginario, danzas hipnóticas, amanecer de otro tiempo y la psicofonía valentiana Perdimos las palabras a la orilla del mar. Esto último daba un poco de canguelo, la verdad, pero de eso se trataba, ¿no? Sinceramente, creo que ha sido uno de los actos más estremecedores y poéticos de cuantos he disfrutado en estos últimos tiempos. Así que el año que viene repetiré. Eso sí, una pregunta me horadaba el cerebro mientras hacía la peregrinación: ¿dónde se meterá toda esta gente el resto del año? En los recitales y presentaciones de libros ya te digo yo que no. Claro que, si yo fuera ellos, tampoco iría, qué coño.
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Foto 1: María José Gázquez / Foto 2: Juan Manuel Gil