domingo, julio 27, 2008

Swimming pool: Sueño de verano

He soñado que sonaba el teléfono de casa a las 3:45 de la madrugada. Yo, empapado en un sudor anestésico, intentaba abandonar la cama e ir a atenderlo con el terror propio de las llamadas telefónicas en mitad de la noche, pero apenas era capaz de ejercer el derecho al más mínimo espasmo de brazos y piernas. Tenía la sensación de que mis párpados estaban tan cosidos como mi espalda al colchón. Después de practicar durante un buen rato esa especie de fuerza fláccida –muy característica de los sueños comunes-, conseguía atravesar el pasillo y sentarme junto al teléfono a la espera de que volviera a sonar. Media hora después llegaba el timbrazo. Al otro lado escuchaba la voz de un hombre absolutamente roto, con un discurso desmadejado y oscurecido por un intermitente ruido de fondo. Poco a poco, conforme me iba adaptando al desorden, discernía con más precisión lo que me contaba, hasta que, por fin, pronunciaba su nombre. Decía llamarse José Luis Rodríguez Zapatero y me advertía de los sueños que lo habían asediado en las últimas noches. Me repetía una y otra vez que todo era una conspiración, una especie de pesadilla del desabastecimiento, pero que aún estaba a tiempo y podía remediar mi futuro, si las cosas importantes seguían en su sitio. Yo, barbilampiño en este tipo de confidencias, insistía en que se tranquilizara, que no se preocupara por mí, que lo necesario era hablar, y, cuando vine a darme cuenta, el que hablaba al otro lado del auricular era Luis Aragonés diciéndome que Raúl, el 7 del Real Madrid, había emprendido una campaña de difamación contra mi persona por haber mostrado una euforia desmedida ante su no convocatoria en la reciente Eurocopa. ‘Tendrás todo mi apoyo’, me gritaba Luis Aragonés desde Turquía. ‘¿Y qué hago?’, le preguntaba, mientras me daba instrucciones tácticas indescifrables. La siguiente voz era la de Carla Bruni. ‘¿No habrás venido con él?’, le decía yo, justo antes de que comenzara a cantar.

1 comentario:

Lydia dijo...

“Te quiero porque escribes poemas cada tarde y yo los leo en silencio…”

No tengo tu correo aquí, sí en casa (si sigues usando el que aparece en tu “Guía Inútil…”). Hoy, en el trabajo, he encontrado de casualidad este poemario de Elsa López, una edición un poco triste del Aula Poética Casa del Inca. El tuyo, el que te dedica es el que más me gusta. Ya sé que no tiene nada que ver contigo pero he recordado que tengo tu blog en favoritos desde hace meses, que no escribes desde octubre y que nunca escribo. Por si sigues nadando.