sábado, agosto 04, 2007

Cuaderno de verano

La siesta

El mes de julio es el más propicio para la siesta. Si el Instituto Nacional de Estadística no lo ha dicho ya, lo confirmo yo sin miedo alguno a equivocarme. En cuanto terminamos de deglutir todo lo que se dispone sobre el mantel, nos zambullimos en el sofá a la espera de su abrazo y comienza el fenómeno narcótico más efectivo que se ha creado nunca: Le Tour de France. Ahí es nada. Comienzan los comentarios de Carlos de Andrés y Perico Delgado que, como si en el eje de una llanta tubular hubieran vivido durante todo el año, vuelven una y otra vez a las mismas afirmaciones, a los mismos nombres, a las esperanzas del año anterior, con los chismorreos ciclistas más interesantes de la temporada. Y no piensen mal por esto que escribo. Creo que hay que estar hecho de una pasta muy especial para comentar una sucesión de etapas que, en ocasiones, superan los doscientos kilómetros y no hay más aliciente que una posible caída al salir de una rotonda. Es algo parecido a lo que ocurre con los comentaristas de las procesiones de Semana Santa en Canal Sur. Cuando no hay mucho qué decir, o tiras de la inventiva o te repites hasta el espasmo. Y Carlos y Perico nos acunan y adormecen con sus análisis y predicciones a falta de ciento cuarenta kilómetros, y nos despiertan cuando la Teté de la course pasa bajo el cartel de los últimos cinco kilómetros. De eso depende, en gran medida, que esa misma tarde tengamos tema de conversación o nos veamos obligados a otorgar con el más aburrido de los silencios.

El solitario

El Solitario, el ladrón de bancos más buscado de España, el enemigo público número uno, tenía pensado contraer matrimonio nada más zanjar un asuntillo que lo había llevado a Portugal. Al parecer preguntó a su pareja, de nacionalidad brasileña, si se quería casar con él y cómo se decía en brasileño ‘Esto es un atraco. ¿Dónde está la caja fuerte?’. Aunque no he leído esta información en ningún medio, creo que ella supo aliviar las dudas de este romántico cuatrero, porque tenía billete de ida para Brasil y lo apresaron en las inmediaciones de un banco. Despeinado, con algún kilito de más y el gesto eufórico de quien se siente el centro de atención de las cámaras, no acabó cumpliendo el patrón que la policía había perfilado a vuelapluma. Ni era militar. Ni extremadamente inteligente. Ni tenía cuarenta y pocos. Ni era el chaleco antibalas lo que lo hacía un pelín gordo. Ni solía pasar desapercibido en su vida cotidiana. Al parecer, según nos han ido contando sus vecinos de Las Rozas y de Majadahonda –su anterior domicilio-, él y su hermano eran conocidos como ‘los locos’, acostumbraban a pelearse botellín en mano a la mínima de cambio, despertaban al vecindario entero a golpe de batería y el Solitario, en concreto, tenía una retahíla de antecedentes penales que echaban para atrás al más valiente. Entiendo que insistan ahora en su carácter metódico, frío y calculador; en su facilidad para los idiomas; en su preparación para manipular armamento de gran complejidad; en su obstinación por hacer las cosas bien. Es mucho más interesante así, dónde va a parar.

Juan Manuel Gil

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo sólo digo que dentro de las rozas hay muchas las rozas. que no es poco.
ay, solitario...

Pasaré dos días por almeríacity (incluido el zapillo, mario). creo que no va a ser fácil que nos veamos.

pero hablamos.

P.

Sr. Curri dijo...

Carlos de Andrés y Perico son estupendos. Son capaces de entretenerte sin prácticamente nada. De Andrés es periodista deportivo y aunque eso no quiere decir necesiaramente que sepa comentar, se supone que lo debe hacer bien porque es su trabajo, pero lo de Perico es superior. Lo lleva dentro. Hay otros ciclistas que lo han intentado y no saben, Induráin mismo era un pésimo comentarista, aburrido como él solo, o Pello Ruiz Cabestany, que trabaja en eurosport y que no es que sea muy allá -aunque hacía un programa de viajes en la tele y no lo hacía mal. Pero Perico es el mejor. Creo que el truco es que casi no dejan silencios, que siempre tiene algo que decir. Además el tour es más complicado porque lo comentan ellos dos solos, en la vuelta por lo menos hay conexiones con las motos.
Por cierto, Contador, el ganador del tour de este año, dijo que daba tantos tirones para escaparse en las etapas de montaña porque él siempre había visto el tour en la tele y en las etapas en las que no atacaba nadie se quedaba dormido.
Yo propongo que se fijen en esto todos los conferenciantes del mundo: que recuerden cuando han sido público en alguna de esas ponencias aburridas para que no den conferencias en las que se duerme la gente.

Por cierto, para mí, de toda la historia del solitario, lo mejor ha sido ver en la tele a Miguel Naveros diciendo que ya en el colegio era un niño muy malo.

Saludos!

Virginia dijo...

La retransmisión del tour es para mi como un dardo somnífero. Me deja lista de papeles. Lo he intentado, pero no hay forma. Los cuatro ratos en los que he sido capaz de prestar atención han sido para reflexionar sobre esos que salen corriendo junto al ciclista hasta que les da un flato y paran. Me entretiene ver a esos espontáneos. Fíjate.

Besos!

Vir

Anónimo dijo...

os echamos de menos juanmita, hoy voy a ver a Óscar.

GARMENDIA dijo...

va por el señor megino que quiere los euros de cajamar pero no quiere cambiar el nombre al estadio ya esta bien que se jubile y se marche para jaen que es donde debia de estar